Miedo al Dentista

Sentir ansiedad o miedo al dentista es algo muy común ya sea por prejuicios, por reacción a lo desconocido  o experiencias anteriores negativas. A la mayoría de la gente no le resulta agradable, le agobia, lo cual es perfectamente normal y comprensible. Sin embargo en muchos casos ese miedo va más allá y se convierte en pánico, en una fobia. 

Ya sea por miedo o por padecer una fobia, un paciente con un problema de salud tenderá a huir de la situación, a no pedir cita, a llegar tarde, a no presentarse a la visita programada, a dificultar el trabajo del dentista. Todo ello redundará en un deterioro de la salud oral y dental, en no sonreir para no mostrar los dientes, en no relacionarse con otras personas, en perder oportunidades de trabajo y finalmente, pérdida de autoestima y depresión.

 La odontofobia es un miedo exagerado e irracional al dentista y que obliga a evitar, como sea, la visita. El paciente experimenta una reacción ansiosa desproporcionada, que puede causar una crisis de pánico, ante el objeto o situación causante o evitándolo. Conduce a un marcado malestar físico (taquicardia, náuseas, sudoración, hiperventilación…) y del ánimo que interfiere con la vida (depresión, ansiedad). Quieren ir pero no pueden, a pesar de estar padeciendo tremendos dolores reales. Los fóbicos necesitan algo más que comprensión y paciencia del dentista.

La moderna odontología, afortunadamente, es una experiencia distinta a la del pasado puesto que los nuevos métodos permiten realizar tratamientos menos invasivos, más cortos y prácticamente indoloros; sin olvidar que los profesionales realizan su trabajo para ayudar a la gente y son más sensibles a los sentimientos de los pacientes y más capaces de vencer las resistencias y temores de los pacientes que se ponen en sus manos.

A nivel general, puede seguir los siguientes consejos:

- Intentar llegar relajado. Con tiempo, sin prisas. Acudir estresado lo convierten a uno en más irritable y más sensible a cualquier estímulo

- Ocupar la mente. Ya sea en los días previos a la visita o en la misma sala de espera realizando tareas pendientes, planificando sus vacaciones…

- Acuda acompañado. El apoyo de un amigo o familiar resulta de gran ayuda para afrontar la situación o para sentirse más seguro puesto que su acompañante “velará” por su integridad.

- Controlar la situación. Pactando con el dentista una señal para que pare cuando se sienta cansado, quiera coger aire o note molestias. La sensación de tener el control hace más llevadera la experiencia

- Escuchar música. Traiga su propio reproductor y escuche su música preferida para distraerte y disimular los sonidos de las herramientas del dentista

- Identificar los miedos. Existen múltiples causas por las que uno puede temer la visita al dentista. En cada persona serán seguramente diferentes, así que transmítaselo a su dentista para que pueda ayudarle de forma más efectiva.

- No espaciar las visitas: si ha empezado ya su tratamiento, procure que las visitas sean seguidas para que los temores no reaparezcan.

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